viernes, 6 de mayo de 2011

Segundo día de la Marcha Nacional por la Paz de Eduardo Vázquez Martín


En Topilejo el silencio se hizo celebración, denuncia y llanto.



La mañana de Coajomulco quedó marcada, tras el café y los alimentos, por un minuto de silencio y “meditación” que solo interrumpieron los pájaros. Tras esa pausa, que en algunos deudos dejó los ojos rojos, volvimos a caminar. La última declaración de “respeto” de Calderón por los caminantes tras su descalificación del día anterior no mereció demasiada atención; tampoco la pregunta de esa mañana de Pedro Ferriz –¿A escuchado usted a Javier Sicilia condenar a los asesinos de su hijo?– daba para una conversación, con un “miserable” bastó para dar por terminado el tema y echarse a andar por la carretera rumbo a Tres Marías.

Un miembro de la comisión de orden, es decir uno de los nuestros pero con megáfono, nos convocó a marchar en riguroso silencio: “ya tuvieron ayer oportunidad de conversar bastante”. Desde luego nadie le hizo caso, y la caminata volvió a su peregrinar y a su conversación. Apenas arrancamos Silvia, estudiante de letras clásicas de la UNAM, me preguntó sobre el papel de la poesía en la lucha: no recuerdo bien qué dije, pero sí que minutos más tarde la encontré al final de la columna leyendo a Jim Mórrison con su voz joven y segura: “Podemos planear un asesinato/ O empezar una religion”.

He viajado miles de veces por esta carretera México-Cuernavaca, pero como es natural nunca la había visto tan de cerca: es fresca, sus pinos reparten sombra y frescura: sus oyameles y sus pastizales de muhlembergias despiden un olor de resina y humedad. Imposible no pensarlo: volveré a viajar por este camino, pero a partir de ahora lo voy a mirar de otra manera.

En la hora del Sol más vertical llegamos a Tres Marías, donde Compartí la mesa con Teresa Carmona, madre de un mechacho asesinado, y con Patricia Duarte y José Francisco García Quintana, padres de Andrés Alonso, uno de los bebés que murieron en la Guardería ABC. Patricia nos narró su encuentro con Calderón, Horcasitas y Bours, el día que estos hablaban de la tragedia que marcó su vida como si de un accidente de tránsito se tratara y el problema fuera de seguros y deducibles. Ese día doña Patricia invitó a Calderón a que le dijera qué era la justicia para él, pero el presidente no pudo ni articular una respuesta ni mantenerle la mirada. Hoy Patricia y José forman parte del Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de junio.

Después de la parada en Tres Marías, que como siempre debió incluir quesadillas y refrescos volvimos al camino, ahora rumbo a Topilejo, aunque en el camino debimos abordar camiones y vehículos particulares pues la PFP nos convenció de los peligros de recorrer andando las curvas que anteceden al Pueblo de Topilejo. Antes habíamos cruzado ya la frontera del estado de Morelos con el Distrito Federal, donde una columna de policías capitalinos de tránsito nos aguardaban.

Los habitantes de Topilejo rompieron nuestro silencio murmurante a golpe de banda. Mujeres y niños con globos blancos nos alcanzaron lanzándonos papel picado mientras los alientos y los tambores avanzaban hacia los caminantes. Al llegar a la plaza del pueblo el júbilo se encontró con la tragedía: “a mi hijo lo levantó la policía de Nuevo León y me lo desaparecieron”; “a mi hija me la mataron en un local de Juárez custodiado por federales”; “a mi hijo me lo levantó el ejército y lo desapareció…¡devuélvemelo Ejercito Mexicano!”; “a mi me mataron seis familiares pero no me voy a rendir”. Los habitantes del pueblo aprovecharon la oportunidad para exigirle a la delegación de Tlalpan que le donde un terreno para construir el Instituto Tecnológico de Tlalpan, y entre los pobladores se escucharon exclamaciones contra el delegado: “corrupto”, “ladrón”…

Tomo la palabra Javier Sicilia y dijo estar consciente de estar en territorio perredista, y llamó a los partidos a asumir sus responsabilidades y dejar de actuar únicamente en favor de sus propios intereses. Pero fue más alla cuando se preguntó “qué podemos esperar de los políticos que se comportan como delicuentes, que encubren a un narcotraficante y lo introducen a la Cámara de Diputados, a la casa de todos, a la representación ciudadana, en la cajuela de una camioneta solo para otorgarle la inmunidad del fuero, y unos días después aprueban el desafuero de ese mismo militante de su partido sin inmutarse”.

Entonces una señora del pueblo que conducía el mitin leyó una carta donde le preguntaba a Javier cómo llorar con él la muerte de su hijo, cómo llorar con todas las víctimas la muerte de sus seres queridos, y como hacer de ese llanto una fuerza de vida y dignidad. Entonces aparecieron en los ojos las lágrimas, y unos a otros, deudos y caminates se dieron abrazos y consuelo.

Javier, con el bastón de mando que la comunidad le otorgó, pidió a los presentes un minuto de silencio, y yo recordé aquellos versos de Gonzalo Rojas: “y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera/ oh majestad, tú nunca,/ tú nunca cesarías de estar en todas partes,/ porque te sobra el tiempo y el ser, única voz,/ porque estás y no estás, y casi eres mi Dios,/ y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro.”



Eduardo Vázquez Martín

No hay comentarios:

Esta Usted en Territorio Zapatista

Esta Usted en Territorio Zapatista
Anuncio que se ve en las entradas de los diferentes caracoles en la sierra de chiapas