sábado, 21 de septiembre de 2013

La libertad según los zapatistas.

Desde que los medios dejaron de prestarle atención, muchos creen que la rebelión zapatista ya no existe. En silencio, lejos de los focos y las cámaras, han profundizado los rasgos de su construcción autonómica al punto que ya se puede hablar de una sociedad diferente, regida por reglas, códigos y leyes distintas a las del mundo dominante.

Desde sus seis años de altura, Carlos Manuel abraza la cintura de su padre como si nunca se fuera a despegar. Mira el techo y sonríe. Julián, su padre, intenta zafarse. El niño cede pero permanece junto al padre. Irma, su hermana de unos ocho años, observa desde un rincón de la cocina donde su madre, Esther, trabaja sobre el fogón dando vuelta las tortillas de maíz que siguen siendo el alimento principal de las familias rurales.

Los otros tres hijos, incluyendo al mayor, Francisco, de 16, observan la escena que se repite durante las comidas como si fuera un ritual. La cocina es el lugar de pláticas que se esparcen tan lentas como el humo que asciende sobre los techos de zinc. Las palabras son tan frugales y sabrosas como la comida : frijol, maíz, café, plátanos y alguna hortaliza. Todo sembrado sin químicos, cosechado y elaborado a mano. Criado a campo abierto el pollo tiene un sabor diferente, como toda la comida en esta comunidad tojolabal.

Al terminar la comida cada uno lava sus platos y cubiertos, incluso el padre que por momentos colabora en la preparación de la comida. Pregunto si eso es lo normal en estas tierras. Responden que es costumbre en las comunidades zapatistas, no así en las del “mal gobierno”, en referencia a los que, sin sorna, denominan “hermanos priístas”. Esas comunidades, vecinas a las que empuñan la estrella roja sobre fondo negro, reciben bonos y alimentos del gobierno, que les construye casas de bloques y suelo de material.

En toda la semana no hubo el menor gesto de agresividad entre el padre, la madre y los hijos. Ni siquiera gestos de mal humor o reproche. Al parecer, la prohibición del consumo de alcohol suaviza las relaciones humanas. Las mujeres son las que más disfrutan los cambios. “Distingo a los zapatistas por la forma en que se paran, sobre todo las mujeres”, comenta el experimentado periodista Hermann Bellinghausen.

El día del fin del mundo

La nueva etapa que está transitando el zapatismo comenzó el 21 de diciembre de 2012, día marcado por los medios como el fin del mundo que para los mayas es el comienzo de una nueva era. Decenas de miles de bases de apoyo del EZLN se concentraron en cinco cabeceras municipales de Chiapas, las mismas que habían tomado el 1 de enero de 1994.

La reaparición del zapatismo conmocionó a buena parte de la sociedad mexicana. No sólo no habían desaparecido sino que resurgían con más fuerza, mostrando que eran capaces de movilizar una cantidad importante de personas en formación militar, aunque sin armas.

En el comunicado del 30 de diciembre el subcomandante Marcos asegura que “en estos años nos hemos fortalecido y hemos mejorado significativamente nuestras condiciones de vida. Nuestro nivel de vida es superior al de las comunidades indígenas afines gobiernos de turno, que reciben limosnas y las derrochan en alcohol y artículos inútiles”.

Agrega que a diferencia de lo que sucede en las comunidades afines del PRI, en las zapatistas “las mujeres no son vendidas como mercancías” y que “los indígenas priístas van a nuestros hospitales, clínicas y laboratorios porque en los del gobierno no hay medicina, ni aparatos, ni doctores ni personal calificado”. 

Algo de todo eso pudieron comprobar quienes acudieron a la primera escuelita entre el 12 y el 16 de agosto. En realidad fueron convocados sólo los compañeros de ruta, lo que supone un viraje profundo en sus modos de relacionarse con la sociedad civil : “A partir de ahora, nuestra palabra empezará a ser selectiva en su destinatario y, salvo en contadas ocasiones, sólo podrá ser comprendida por quienes con nosotros han caminado y caminan, sin rendirse a las modas mediáticas y coyunturales”, reza el comunicado. 

Agrega que “muy pocos tendrán el privilegio” de conocer la otra forma de hacer política. En una serie de comunicados titulados “Ellos y nosotros” enfatizaron en las diferencias entre la cultura de los políticos del sistema y la cultura de abajo o zapatista, asegurando que no se proponen “construir una gran organización con un centro rector, un mando centralizado, un jefe, sea individual o colegiado”.

Destacan que la unidad de acción debe respetar la heterogeneidad de los modos de hacer : “Todo intento de homogeneidad no es más que un intento fascista de dominación, así se oculte con un lenguaje revolucionario, esotérico, religioso o similares. Cuando se habla de “unidad”, se omite señalar que esa “unidad” es bajo la jefatura del alguien o algo, individual o colectivo. En el falaz altar de la “unidad” no sólo se sacrifican las diferencias, también se esconde la supervivencia de todos los pequeños mundos de tiranías e injusticias que padecemos”.

Para comprender este enfoque, que llevó al zapatismo a promover la escuelita de agosto, deben comprenderse los problemas que atravesaron las relaciones con la izquierda electoral y con personas que, en su opinión, “aparecen cuando hay templetes y se desaparecen a la hora del trabajo sin bulla”.

La lógica de la escuelita es opuesta a la de esa cultura política. No se trata de ir a escuchar a los comandantes indios ni al subcomandante Marcos, sino a compartir la vida cotidiana con la gente común. No se trata de la trasmisión discursiva y racional de un saber codificado. La cosa va por otro lado : vivenciar una realidad a la que sólo se puede acceder a través de un ritual de compromiso, o sea estando y compartiendo.

Una vida nueva

“Ya no tenemos dificultades”, dice Julián, sentado en un taburete de madera rústica, en su casa de techo de chapa, paredes de madera y suelo de tierra apisonada. Lo dice con naturalidad frente a quien lleva cuatro días durmiendo sobre tablas de madera, apenas cubiertas con una manta fina. Julián ingresó en 1989 en la organización clandestina. Marcelino, mi guardián o Votán, ingresó poco antes, en 1987.

Con fruición relatan las reuniones clandestinas en remotas cuevas en la montaña, a las que decenas de zapatistas llegaban por la noche, mientras los patrones y sus capangas dormían. Caminaban toda la noche y apenas regresaban al amanecer para incorporarse al trabajo. Las mujeres les cocinaban tortillas a oscuras, para no levantar sospechas. Bien mirado, tiene razón cuando dice que lo peor quedó atrás. El látigo del hacendado, la humillación, el hambre, la violencia y las violaciones de las hijas.

El 1 de enero de 1994 los hacendados huyeron y los capangas corrieron detrás. La “comunidad 8 de Marzo”, a la que llegamos quince forasteros-alumnos (mitad mexicanos, un yanqui de 75 años, un francés, un colombiano, dos argentinas y un uruguayo) está en las tierras que un día fueron ocupadas por Pepe Castellanos, hermano de Absalón, teniente coronel, ex gobernador y propietario de catorce fincas en tierras usurpadas a los indios. Su secuestro, en aquel lejano enero, fue la espita que precipitó la huída de los terratenientes.

La comunidad cuenta con más de mil de hectáreas de buenas tierras, ya no tienen que cultivar en las laderas pedregosas y áridas, cosechan los alimentos tradicional y por recomendación de la comandancia también hortalizas y frutas. No sólo se liberaron del látigo sino que se alimentan mejor y consiguen ahorrar de un modo muy particular. Julián cosecha seis sacos de café, unos 300 kilos, de los cuales deja un saco para el consumo familiar y vende el resto. Según el precio, consigue comprar con cada cosecha entre dos y tres vacas. “Las vacas son el banco y cuando tenemos necesidad vendemos”.

Por necesidad entiende problemas de salud. Su hijo mayor debió someterse a un tratamiento y para sufragarlo vendió un toro. Es la misma lógica que aplica la comunidad. En las tierras comunitarias realizan trabajos colectivos en torno al café y con la cosecha compran caballos y vacas. Entre los animales de las familias y los comunitarios tienen 150 caballos y casi 200 vacunos.

Días antes de llegar los alumnos se estropeó el filtro de agua y para repararlo decidieron vender una vaca. Del mismo modo sostienen la sala de salud, la escuelita y todos los gastos que demandan transporte y alojamiento de los comuneros para cumplir los deberes de los tres niveles del autogobierno : el local o comunitario, los municipios autónomos y las Juntas de Buen Gobierno.

Las mujeres también tienen emprendimientos comunitarios. En esa comunidad tenían un cafetal con el que compraron seis vacas y un gallinero con medio centenar de aves cuyos ahorros utilizan para traslados y gastos de las mujeres que ocupan cargos o asisten a cursos. Los pocos insumos que no producen las familias (sal, azúcar, aceite y jabón) los compran en la cabeceras municipales en tiendas zapatistas, instaladas en locales que ocuparon después del levantamiento de 1994. De ese modo no necesitan acudir al mercado y toda su economía se mantiene dentro de un circuito que controlan, autosuficiente, vinculado al mercado pero sin depender del mismo.

Las tiendas son atendidas de forma rotativa por los comuneros. Julián explica que cada cierto tiempo le toca estar un mes en la tienda de Altamirano (a una hora de la comunidad) lo que lo obliga a dejar la casa. “En ese caso la comunidad te sostiene la milpa durante quince días y yo apoyo del mismo modo al que tiene que ir a la tienda”. Esther fue cargo en la junta, en el caracol Morelia, a media hora de la comunidad, y sus quehaceres fueron cubiertos de la misma manera, que podemos llamar reciprocidad.

Salud y educación 

Cada comunidad, por pequeña que sea, tiene una escuelita y un puesto de salud. En la comunidad 8 de Marzo hay 48 familias, casi todas zapatistas. La asamblea elige a sus autoridades, mitad varones y mitad mujeres, a los maestros y a los encargados de la salud. Nadie puede negarse porque es un servicio a la comunidad.

La escuelita funciona en una sala de la casona abandonada por el hacendado. Aún sobrevive una reja de hierro a través de la que pagaba a sus peones, quienes apenas podían ver una mano que dejaba caer monedas ya que la oscuridad ocultaba el rostro del patrón.

Temprano en la mañana los niños se forman en la cancha de basquetball frente a la casona, marchan en fila con paso marcial guiados por un joven de la comunidad que no debe superar los 25 años. La educación zapatista sufre la falta de infraestructura, los salones son precarios así como las bancas y el mobiliario. Los docentes no cobran sueldo pero son sostenidos por la comunidad al igual que los encargados de la salud. 

Sin embargo tiene enormes ventajas para los alumnos: los maestros son miembros de la comunidad, hablan su lengua y son sus iguales, mientras en las escuelas estatales (las del mal gobierno), los maestros no son indios sino mestizos que no hablan su lengua, incluso la desprecian, viven lejos de la comunidad y mantienen una vertical distancia con los niños. El clima de confianza en las escuelas autónomas habilita vínculos más horizontales y facilita la participación de padres y alumnos en la gestión de la escuela. Los niños participan en muchas de las tareas de la comunidad y, entre ellas, en el sustento de la escuela y de sus maestros. No existe distancia entre escuela y comunidad ya que son parte de un mismo entramado de relaciones sociales.

Si la escuela oficial tiene un currículo oculto a través del cual trasmite valores de individualismo, competencia, organización vertical del sistema educativo y superioridad de los docentes sobres los alumnos, la educación zapatista es el reverso. El currículo se construye en colectivo y se busca que los alumnos se apropien de la historia de su comunidad, para reproducirla y sostenerla.

La transformación y la crítica son permanentes y trabajan para construir de forma colectiva el conocimiento ya que los alumnos suelen trabajar en equipos y buena parte del tiempo escolar transcurre fuera del aula, en contacto con los mismos elementos que configuran su vida cotidiana. Lo que en la educación estatal es separación y jerarquía (maestro-alumno, aula-recreo, saber-no saber), en las escuelas autónomas es integración y complementariedad.

En la salita de salud conviven medicamentos de la industria farmacéutica con una amplia variedad de plantas medicinales. Una chica muy joven se encarga de procesar jarabes y pomadas con esas plantas. La sala cuenta con una huesera y una partera, que completan el equipo básico de salud en todas las comunidades zapatistas. En general, atienden situaciones relativamente simples y cuando se ven desbordados trasladan al paciente a la clínica del caracol. Cuando no pueden resolver, acuden al hospital estatal de Altamirano.

La salud y la educación están escalonadas en los mismos tres niveles que el poder autónomo zapatista. En los caracoles suelen funcionar las clínicas más avanzadas, incluyendo un que cuenta con quirófano y practican operaciones. En los caracoles, que albergan las Juntas de Buen Gobierno, también suelen estar las escuelas secundarias autónomas.

La Escuelita 

Siete horas demandó recorrer los cien kilómetros que separan San Cristóbal del caracol Morelia. La caravana de treinta camiones y coches salió tarde y avanza a paso de tortuga. Sobre las dos de la madrugada llegamos al caracol, un recinto donde se asienta un entramado de construcciones que albergan a las instituciones de la región autónoma : tres municipios, doce regiones y decenas de comunidades, gobernadas por la Junta de Buen Gobierno.

Además hay una escuela secundaria y un hospital en construcción, clínicas, anfiteatros, tiendas, comedores, zapatería y otros emprendimientos productivos.

Pese a la hora, una larga fila de varones y otra de mujeres nos esperaban engalanados con sus paliacates. Nos formamos por sexos y uno a uno fuimos conociendo a nuestros Votán. Marcelino alarga la mano y pide que lo acompañe. Vamos hasta el enorme salón de actos directo a dormir sobre los durísimos bancos.

A la mañana café, frijoles y tortillas. Luego hablan los miembros de la junta y explican cómo va a funcionar la escuelita. Por la tarde, casi de noche, salimos hacia la comunidad. Entre los alumnos pudimos ver a Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo, y a Hugo Blanco, dirigente campesino y ex guerrillero peruano, ambos pisando los 80.

Llegamos a la comunidad hacia medianoche luego de media hora a los tumbos sobre la caja de un pequeño camión. Toda la comunidad, formada en filas de hombres, mujeres y niños con sus pasamontañas, nos recibe puño en alto. Nos dan la bienvenida y a cada alumno le presentan la familia donde vivirá. Julián se presenta y cuando ya todos reconocieron a su familia, marchamos a dormir.

Primera sorpresa. Dividieron la casa con un tabique, dejaron una habitación para el huésped con puerta propia y los siete miembros de la familia se amontonaron en una superficie similar. Nos despiertan con las primeras luces para desayunar. Luego vamos a trabajar en la limpieza del cafetal familiar, machete en mano, hasta la hora de la comida.

El segundo día tocó enlazar ganado para ser vacunado y el tercero la limpieza del cafetal comunitario. Así cada día, combinando el trabajo con explicaciones detalladas de la vida comunitaria. Por las tardes tocaba leer los cuatro cuadernos que repartieron sobre Gobierno Autónomo, Resistencia Autónoma y Participación de las Mujeres en el Gobierno Autónomo, con relatos de indígenas y autoridades.

Cada alumno podía formular las más variadas preguntas, lo que no quiere decir que siempre fueran respondidas. Pudimos convivir con una cultura política diferente a la que conocemos: cuando se les formula una pregunta, se miran, dialogan en voz baja y, finalmente, uno responde por todos. Fue una experiencia maravillosa, de aprender haciendo, compartiendo, saboreando la vida cotidiana de pueblos que están construyendo un mundo nuevo.

Raúl Zibechi.

viernes, 20 de septiembre de 2013

El poder no se tiene, el poder se ejerce.

Ya lo decía en su momento Foucault "El poder no se tiene, se ejerce" y creo que de eso la sección aglutinada de trabajadores y que es la última resistencia en México y el continente americano, la 22 debería de aprender. Son más de 30 años de resistencia y casi 20 de que los lideres le toman el pelo a la base, no se trata de satanizarlos ni mucho menos hacer una entrada complete mostrando mi furia o enojo hacía ellos; más bien toca analizar el por qué siempre los mismo resultados en cada una de las luchas emprendidas por la columna vertebral de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación.

Sería importante empezar con las preguntas ¿Quiénes son los lideres? ¿De dónde vienen? ¿Por qué llegan al poder? ¿Cuál ha sido su estatus social - económico antes del poder? para comprender el fenómeno de siempre vender el movimiento de los trabajadores de la educación. 

Es algo sabido que la mayoría de los trabajadores de la educación provienen de las clases medias y bajas de nuestra estructura social (casi la mayoría) y que ven al magisterio como una de las salidas y soluciones a los problemas económicos que van presentando desde la niñez, pues éste (el magisterio) a lo largo de los años y de las décadas a venido transfigurando su función primordial y por la cual su surgimiento, la defensa de los derechos laborales; y que ahora o desde hace ya varios años se ve como una fuente de poder económico para los que pueden llegar a las cupulas magisteriales. Se ve, como un trampolín para salir de la pobreza y poder instalarse en una categoría arriba de los estatus económicos a los que siempre habían pertenecido.

Esto orilla desde el principio de la carrera magisterial docente que se vaya comprendiendo cómo funciona la dinámica dentro de la sección, grupos de poder, compadrismo, grilla y demás se tiene que aprender y formar parte de ellos para pensar en el ascenso, - vale más estar bien con la sección que con el compromiso de la educación de nuestro estado - y así se va formando en las filas de las escuelas gremiales existentes y que son los verdaderos nidos de toma de decisiones, como en todo los casos de poder, las minorías deciden e imponen a las mayorías (el poder no se tiene, se ejerce) con el fin del beneficio de sólo alguno o de los mismos de siempre.

Y así se va transformando el pensamiento de aquel profesor proveniente de las comunidades más lejanas de nuestro estado y en donde se vive en verdaderas miserias en un país "en desarrollo económico", para que al final su paradigma cambie con respecto al compromiso que se tenía por el lugar, la gente y su formación ciudadana. Claro el poder transforma a la gente y hasta la vuelve un poco loca. No diga que siempre tenga que ser así, pero desafortunadamente y citando a aquel pobre chino capturado por el estado cuando ya les estorbaba "o copelan o cuello" pues los grupos son tan poderosos dentro y a la vez fuera de la sección. Al final si tus principios éticos y morales los tienes bien definido, sabrías qué hacer en esos casos, pero vuelvo a repetir y a escribir, es más grande la necesidad que por años se ha vivido y por generaciones que ese tipo de oportunidades jamás se desaprovechan.

Y ¿Qué pasa con la función del estado? pues efectivamente ejercen su poder, pues al darse cuenta de las necesidades de sus integrantes y de llevarlos hasta las últimas consecuencias (días al interperie, la ley del garrote y el desprestigio total de la profesión por sus aliados de la comunicación) lo único que tiene que hacer es decir "cuánto has gastado en estás fechas, lo que nos digas te lo damos, pero con el compromiso de decirle a tu base que se levanten" y si por alguna razón mantienen sus ideales firmes hasta las últimas consecuencias, la gran mayoría de los mexicanos sabemos en dónde acaban esos dirigentes - más difamados, en la cárcel o en algún hoyo -

Esa es la gran diferencia de formarse para la política y enfrentar los problemas y la vida desde chicos. Pues los gobernantes lo entienden, pues durante su vida fueron formados y educados para gobernar a las masas (Gentleman) y el líder sindical fue formado para luchar sin poder para el poder, pero no fue formado a luchar con el poder y para las masas y junto con las masas. Pero es aveces imposible, pues se juegan muchos poderes dentro del mismo magisterio y esos grupos no dejaran o dejaran caer al que este como representante de los trabajadores, en el argot político se le denomina "la mano que mece la cuna" ¿Qué mano mueven a la sección? que siempre la llevan a estas situaciones bochornosas, escandalosas y de defraude gremial. O será acaso que en estos tiempo de Neoliberalismo y al ser generaciones Neoliberales seamos tan adiestrados que creemos que ¿si no existiera este tipo de actos no habría equilibrio social?

O tal vez ¿El gobierno sea el intelectual de crear momentos, grupos y etapas que sean ellos cuándo estallarlos y cuándo callarlos?...es pues algo para pensar y sobre todo algo que deberíamos de ver, que siempre serán los mismo resultados, de traición y burla, pues en estos tiempos ya casi la gran mayoría de las personas son individualistas y sólo buscan el beneficio propio y para sus allegados; así fuimos formados (inconscientemente hablando y no todos, pero la gran mayoría si)

Es importante no dejar que caiga el último gran ejemplo de resistencia en todo el continente, pues si cae el último de los grandes, los derechos laborales serán el arma perfecta de sometimiento de las masas de la minoría que controla el país, el continente y el mundo y que deciden qué hacer con los recursos naturales y del continente. Mientras se incorporen las nuevas generaciones con formas de pensar neoliberales estos problemas seguirán latentes. Hay que saber que también existen otras formas de organizarse y de manifestarse, siempre tratando de ver por el otro y por uno mismo, beneficiándonos todos de la misma manera. No claudicar en las ideas que nos han llevado a conseguir cosas que otros por su miedo y vergüenza no se atreven a pelear. Y sobre todo ejercer el poder.

"El poder no se tiene, el poder se ejerce" "De Chiapas a Sonora con la coordinadora" "¡ Alerta ! ¡ Alerta! alerta, alerta, alerta que camina, el nuevo magisterio por américa latina" Hasta la Victoria CNTE

Esta Usted en Territorio Zapatista

Esta Usted en Territorio Zapatista
Anuncio que se ve en las entradas de los diferentes caracoles en la sierra de chiapas